Hoy presentamos campaña
La “difícil-divertida” vida de un “Cuentas”
El día comienza recordando que hoy hay junta con el cliente, llevas un par de años trabajando con él, y en cada reunión has podido conocer sus gustos y disgustos, sabes que le encanta el básquetbol, has notado que nunca viste de verde y eso es señal de que no es su color favorito, pero siempre hay un momento en que lo confirmas, por ejemplo, cuando le entregaste esos artes con fondo verde y que de inmediato te devolvió. En cada revisión de sus materiales verificas que el innombrable color no haga presencia.
“Puede que haya ocasiones en las que no estés de acuerdo con el cliente, pero algo si es seguro, el compromiso de ambos es hacer brillar la marca, misma que hoy defiendes a capa y espada.”
Los nervios siempre están presentes, no importa que sea la primera presentación o la número veinte, pero hoy estás aquí, esperando que dé la hora y después de hacer algunos pendientes…
Llegó el momento de comenzar con la presentación, previamente revisaste que abriera en tu compu, la llevas en la USB, impresa y por si acaso en el disco duro externo. No es que exageres, simplemente todo debe estar cubierto, no puedes poner en riesgo todo el trabajo por un error al momento de presentar.
Eres la cara de tu equipo frente al cliente, nuestro deber es presumirlos, poner en alto su trabajo, que se valore su esfuerzo y destacar las horas que dedican con tanta pasión para hacer creaciones maravillosas con su marca.
Los años te dan la experiencia de leer a tu cliente, percibes los momentos en los que se emociona porque sus ojos se abren un poco más y eso significa que le está gustado, pero cuando aprieta la boca es signo de que algo no lo convenció. Hace unas anotaciones en su libreta y sabes que te pedirá un cambio, cuando voltea a ver su celular es momento de acelerar, no podemos perderlo antes de terminar.
Finaliza la presentación, el nervio da paso a la duda y la incertidumbre, ha llegado el momento de escuchar al cliente, tu sonrisa y seguridad no deben de perderse en ningún momento, debes estar listo para escuchar. y te dispones a escuchar.
El veredicto está dado… La propuesta fue todo un éxito y del agrado del cliente, aunque la mayoría de veces hay un “pero”. La solicitud de un “pequeño ajuste” es el término que siempre utiliza y sabes que cabe la posibilidad de que en realidad no sea tan pequeño.
Puede que haya ocasiones en las que no estés de acuerdo con el cliente, pero algo si es seguro, el compromiso de ambos es hacer brillar la marca, misma que hoy defiendes a capa y espada.
Tomas nota de la solicitud y te despides, agradeciendo el tiempo y la atención, palabras que serán el inicio del correo con la minuta que enviarás en cuanto llegues a la oficina.
Dentro del Uber, respiras haciendo el recuento y en ese momento llegas a la conclusión de que fue una buena junta, prendes tu celular, entras a Trello y das check a este pendiente, pero que no se te olvide, llevas “pequeños ajustes” y tu siguiente tarea es llegar a la agencia y darles los detalles al equipo. No será tarea fácil, es complicado explicarles que sí le gustó, pero pidió cambios y entonces…
Mejor que esa sea otra historia 😉 .